sábado, 15 de noviembre de 2008

God of War

El nacimiento de un ídolo

Jugar “God of War” no sólo se trata de disfrutar de un buen videojuego, sino también de vivir una experiencia por demás única e inolvidable. Se trata de un sinfín de placeres fuera de toda vana especulación, de un despliegue magnífico de efectos audiovisuales y sobre todo el hecho de vivir junto a Kratos una aventura bien envuelta en una de las historias más fascinantes que se hayan podido crear. A continuación, los que para mí son los principales aspectos del juego:

Influencias

“God of War” es un juego con diversas influencias; aunque eso no quita que se le pueda denominar un juego “sin precedentes”, sé que me entienden, ¿verdad? Estos humildes ojos viciosos han podido detectar influencias de juegos como “Prince of Persia”, y claro está “Castlevania”. La forma de llevar el juego hacia niveles extremos es propia de un Best Seller; por lo que las siguientes influencias que podríamos encontrarle a esta entrega serán las que el propio videojuego le meterá a otros que saldrán después.

Historia

El la Grecia antigua, olímpica y mitológica, un soldado quiso hacer historia aún a costa de su propia alma. Kratos lideraba las guerras espartanas desde hacía mucho tiempo, siendo considerado uno de los grandes estandartes de la milicia de aquella ciudad peleonera y valiente (de haber existido sería el Hércules de Leónidas). Hasta que un día las cosas se le pusieron verdes y en su afán de no perder la batalla invocó al mismísimo dios de la guerra, Ares: “ARES! Destruye a mis enemigos y mi alma será tuya!” imploró Kratos precediendo el descenso del dios, quien destruyó a los enemigos de Esparta a cambio de hacerse dueño del poderoso espartano. Para ello le dio dos engañosas armas, las espadas del Caos: poderosos filos amarrados a irrompibles cadenas que le daban a Kratos una fuerza sobrenatural, siendo a la vez condenado como eterno esclavo de Ares. Hasta ahí todo bien, Kratos siguió ganando batallas prometiendo a su pueblo la Gloria de Esparta. Sin embargo su esposa e hijo no perdonarían su venta hacia el dios de la guerra. Siendo ellos un impedimento para los maquiavélicos planes de Ares, el poderoso hijo de Zeus llevó sutilmente a su esclavo Kratos a una cabaña donde supuestamente residían sus enemigos. Kratos entró furibundo acabando con la vida de cualquier cosa que se interpusiera en su camino, hasta que de pronto vio ante sus pies el cadáver de la mujer que juró amar eternamente, y junto a ella a un pequeño niño que llevaba su sangre. El lado humano de Kratos se deja ver en esas escenas de dolor y arrepentimiento. Mientras que Ares trataba de apoderarse de la ciudad de su hermana Atenea, Atenas. En ese contexto Kratos planeó aprovechar las circunstancias para vengarse de Ares, y es así como empieza la aventura de “God of War”; la historia de un humano que quiso vencer a un dios. Y después de miles de vicisitudes tratando de conseguir la única arma capaz de acabar con un dios, la Caja de Pandora, lo conseguiría.



Para el video - jugador

A pesar de ser considerado un “action game”, “God of War” posee aspectos de jugabilidad bastante interesantes. La movilidad del personaje es una de ellas, es fácil de controlar, tiene dobles saltos y en ataque se pueden crear combos muy poderosos y que pueden ir evolucionando sobre la marcha. El sistema de evolución es bastante simple, se debe de conseguir orbes rojas, las cuales servirán como una especie de dinero. A más orbes rojas, más posibilidades de adquirir nuevas y fascinantes destrezas. Dichas orbes se consiguen desbaratando enemigos y abriendo cofres que las contengan. El mismo sistema se aplica para conseguir vitalidad y magia. Además de ello, “God of War” ofrece un innovador sistema de “mini game”; en el cual puedes derrotar enemigos pulsando botones que el mismo juego te indica, mientras Kratos realiza maniobras que lo hacen un guerrero aún más alucinante. El juego de cámaras es otro de los aspectos centrales del juego, a pesar de no ser controlado por el video jugador, los tiros de cámara están especialmente diseñados para resaltar los efectos visuales más saltantes de cada escena, mientras que la banda sonora es envidiable por cualquier casa hollywoodense, un despliegue de sonidos impresionante; casi una película. Y como si esto fuera poco el juego tiene puzzles bastante tediosos y que pondrán a prueba toda la paciencia de los más experimentados jugadores de RPG. Un juego realmente completo.

En resumen

Es un juego como pocos, con momentos de emoción casi orgásmica; con un sistema digno de ser probado por todo aquel que se diga video – jugador. Una entrega que no puede faltar en la ludoteca de ningún aficionado. Está disponible para Play Station 2, y para algunas otras consolas, aunque no garantizo que la calidad sea la misma. Una experiencia recomendable y altamente inolvidable.

Una chiquita: el juego fue elegido el mejor videojuego del año 2005 por casi todas las revistas dedicadas al rubro, incluso por la revista Nintendo; caballero pues, así es la competencia.

sábado, 27 de septiembre de 2008

The Legend of Zelda: A Link to The Past

Intenso, tedioso, pero siempre magnético

Quise comenzar este nuevo blog con este juego, quizás quieran saber el porqué. Antes de que jugara la primera entrega de ‘The Legend of Zelda’ mi rango de juego era tan simple como aquel que sigue pensando que ‘Matapatos’ es el mejor juego de la historia. La simpleza de los juegos que antes había pasado me había dejado un vacío tan inmenso que ni mis ocupaciones más infantiles podían amilanar. Cuando apareció la primera entrega me quedé fascinado; si bien es cierto la historia no me fue tan complicada, el juego me hizo pensar, y eso ya era algo novedoso: “¿Pensar?, ¿para pasar un juego?, ¿razonar?, si sólo necesito trucos”, grave error. Por lo tanto la saga de Zelda significa mucho para mí, tal vez más de lo que muchos puedan imaginar, y es por eso que les presento un resumen a mi burdo y humilde estilo del juego que, dentro de la notable influencia de la saga, más me impactó en la década del 90, ojala sea de su agrado.

Antes ya había jugado las dos primeras secuelas de ‘The Legend of Zelda’, la verdad es que me parecieron juegos muy entretenidos y sustanciosos, pero ninguna entrega me había llenado tanto hasta ese momento como lo conseguiría “A Link to the Past”. Fue lanzado al mercado gringo en el año 1992, y apareció en el Perú más o menos en el 93, cuando el auge del ‘Súper Nintendo’ era un hecho ya asimilado por la mayoría de video-jugadores lorchos. Recuerdo con diáfana nitidez el momento cuando mi padre compró, pensando en que a los clientes les gustaría, el juego en versión original. El más emocionado era yo, es más, me atrevería decir que ningún cliente lo jugó. Abrí la caja y encontré diversos elementos que no había avizorado antes y que me condujeron a un mundo fantástico y distinto, al que quizás siempre quise pertenecer. Me topé con un mapa, un mapa de un reino llamado “Hyrule” y que me parecía familiar, y dada la longitud y amplitud de dicho mapa pude deducir rápido que sería un juego largo, y no me equivocaría. Una vez que empiezas a jugar cualquier entrega de The Legend of Zelda sientes automáticamente un extraño magnetismo, por alguna razón sabes que debes continuar, y bueno si aún continuando el juego no te gusta es hora de que apagues la consola y te dediques a otra cosa más productiva. A Link to The Past no fue la excepción en cuanto a ese magnetismo y me indujo, cual sirena pederasta, a las más interesantes aventuras que haya vivido con un mando en las manos.

La leyenda

Toda la composición del genial Shigeru Miyamoto (también creador de Mario Bros.) se basó en los tradicionales cuentos irlandeses (los cuales también darían vida a ‘The Lord of The Rings’) que se traspasaron de generación en generación: Cuentan los mitos en la lejana y hermosa tierra de Hyrule, que tres poderosas diosas crearon las condiciones para que la vida florezca; Din, la diosa del poder, la cual creo la forma del reino de Hyrule; Farore, la diosa de la valentía, quien creó la diversidad de criaturas y seres que existirían en el reino (entre los cuales también encontramos a Elfos, Hobbits y Orcos); y finalmente Nayru, la diosa de la sabiduría, quien participó en casi todas las creaciones anteriores, y además generó las reglas y leyes que regirían el reino. Una vez que las tres diosas terminaron sus respectivas labores dejaron en un reino alterno un mágico tesoro compuesto por tres triángulos dorados, llamado Trifuerza. Dice la leyenda que quien logre obtener este tesoro podrá ser acreedor de un nuevo mundo en el cual él sería el máximo gobernador y llenaría de paz su propio paraíso; aquel que encuentre la Trifuerza deberá demostrar tener un balance entre el poder, la sabiduría y el coraje, y es por eso que no cualquiera podría lograr dicha hazaña. Sin embargo dichas leyendas crean ambiciones desmedidas, y eso, sumado al resentimiento existente en algunas razas (el racismo también está presente en esta saga) hace que siempre aparezcan bandidos y villanos de antología; aquel que pueda defender al reino y proteger a la familia real, será siempre el protagonista de épicas historias narradas en los juegos de ‘The Legend of Zelda’.

La historia

El juego comienza en la casa de Link, el protagonista en todas las entregas (hasta ahora), en una noche lluviosa que arrulla con su sonar el largo sueño del héroe y de su tío. De pronto ambos parecen recibir el mismo mensaje, era una voz femenina que provenía de algún lugar: aquella voz decía que se trataba de la mismísima princesa Zelda, que se encontraba encerrada en un calabozo del castillo, y pedía por favor que alguien la ayudase. El tío de Link, experimentado guerrero, se levantó de su cama y emprendió su marcha hacia donde la princesa pudiese encontrarse. Link se levantó minutos después y es entonces cuando comienza la aventura. Al encontrar el pasillo que conduce al calabozo, Link halla a su tío muy malherido, y en su aparente agonía le regala a su asustado sobrino una espada y un escudo que le servirían para completar la misión. Luego de varias vicisitudes Link logra encontrar a Zelda y juntos empiezan a escapar del castillo. Sin embargo el malvado hechicero Aghanim no se quedaría con los brazos cruzados y lograría secuestrar a Zelda. La empresa de buscarla y rescatarla es intensa, y al tener éxito en ella es cuando se descubre que aquel hechicero no es más que una marioneta del poderoso Ganon, el verdadero villano de la saga. La misión de Link es utilizar la poderosa Espada Maestra para derrotar a Ganon, y salvar el reino junto a la princesa.


Para el video-jugador

Es lógico que las mejoras gráficas y audiovisuales hayan influido en la mayor compenetración del video-jugador con la historia y los objetivos del juego. Los gráficos (aunque ahora puedan parecer obsoletos) constituyeron uno de los puntos más fuertes de la entrega, junto con la música y la maniobrabilidad del personaje; la visión aérea de la pantalla tenía su razón de ser en la cantidad de ítems que podrían aparecer en un solo cuadro y que no se podrían ver si este fuera un cuadro de primera persona (como casi todos los juegos modernos). La dificultad es relativamente alta si lo comparamos con otros juegos contemporáneos o con su predecesor ‘The Adventure of Link’; es un juego largo y por momentos tedioso, pero siempre manteniendo ese magnetismo que evita que lances el mando por la ventana cuando las cosas se ponen verdes. Los acertijos y obstáculos que se presentan requieren de mucha concentración para ser superados y, como todo juego exitoso, también pone a nuestra disposición ítems escondidos que podrían ser bastante útiles a lo largo del juego.

En resumen

Un juego muy recomendable, apto para todas las edades, pero sólo para gente paciente que guste de asumir retos constantes. Disponible sólo para la consola Súper Nintendo (aunque hay una versión para Game Boy Advance); dense una vuelta por Polvos Azules un día de estos, y traten de conservar sus reliquias, quizás en un futuro sean aún más invaluables. Dedico este primer post al flaco Perrín, eterno enamorado de la dulce Zelda. No te preocupes tío, algún día encontraremos Hyrule.

Un abrazo.