lunes, 12 de enero de 2015

Assassin's Creed Rogue: Un tibia (pero válida) reivindicación

La historia de un cambio de opinión

Luego del decepcionante ─y tantas veces mencionado en este espacio─ Assassin's Creed III y del fallido intento de re-encaminar la franquicia por parte del Assassin's Creed IV - Black Flag, Ubisoft siguió siendo blanco de críticas por lanzar juegos como balas en esta etapa transitoria ─que se alarga─ entre generaciones de videoconsolas, dando a luz Assassin's Creed Unity, exclusivo para PlayStation 4 y Xbox One, y Assassin's Creed Rogue, que se mantuvo en la penúltima generación, quizás, como una de las últimas entregas de la firma en esta instancia. Pues bien, quien escribe se debate entre la puntillada y el elogio para este último ejemplar, vayamos al desglose. 

Sin mucho bombo: Assassin's Creed Rogue nació bajo la sombra de Unity.
Empecemos por lo malo

Su poca originalidad técnica. Varias cosas se le pueden recriminar al AC Rogue, empezando por tener el mismo molde técnico de su antecesor, AC IV - Black Flag, lo que lo hace un juego poco original a simple vista. Me dirán que, en realidad, la franquicia entera sigue un mismo molde técnico desde siempre, pero esto no es del todo sensato. Durante el desarrollo de la saga ha habido innegables mejoras técnicas como son, por ejemplo, el parkour, movimientos en pelea y en general, jugabilidad al menos entre la saga de Ezio y la norteamericana. Los detractores de AC dicen incluso que "Ubisoft nos viene vendiendo el mismo juego desde Assassin's Creed I", discrepo, justamente por esas razones. Si bien es cierto que desde AC Revelations los AC han pecado de vacíos en contenido, no se les puede quitar el mérito técnico. Dentro de esta virtud, Assassin's Creed Rogue no destaca sobre el AC IV, resultando ser juegos demasiado parecidos, lo cual ya es inadecuado para una franquicia que, se supone, debería tratar de buscar siempre la innovación cuando menos en ese aspecto.

La famosa "Ezio's Family", ¿el himno de la saga? Otra de las cosas que despertó muchísimos comentarios ácidos ─y que, definitivamente, también fue en contra de la orginalidad del juego─ fue la elección del tema principal de AC Rogue, el cual es el mismo que el de Assassin's Creed II, específicamente la canción "Ezio's Family" de Jesper Kid, una de las piezas musicales más familiarizadas con la saga y, sin dudas, una de las más estupendas melodías de la última generación de videojuegos ─en ese sentido no culpo a Ubisoft por tenerla en cuenta para sus nuevas entregas pero, ¿de tema principal?─. ¿Fue esta una sabia decisión?, aún no he jugado AC Unity, pero estoy enterado de que también tiene como tema principal "Ezio's Family" ─en ambos casos con ciertas variaciones melódicas, es cierto─, esto definitivamente no es casualidad, y la teoría de que Ubisoft intenta unificar la saga con una canción característica se hace cada vez más fuerte. Los gamers tendrán la última palabra.

En escena de izquierda a derecha: Haytham Kenway, Christopher Gist, Shay Cormac y James Cook, todos en el Morrigan.
Linealidad argumental, semivacío (ya no vacío, algo se avanzó). Desde ya adelanto que la historia de Shay Cormac me parece la más atractiva desde la de Ezio Auditore ─salvando los años luz de distancia─, seguida muy de cerca por la de Haytham Kenway ─lo que dice mucho de mi opinión acerca de los personajes principales de AC III y IV─, sin embargo, por prolongados momentos, esta volvió a la linealidad ─llámese también aburrimiento─ que ha caracterizado a toda esta subsaga norteamericana. Ratos muy dispersos e inconexos donde el gamer no sabe para qué ni por qué pelea o mata, siendo esta característica una verdadera astilla en el pie cuando recuerdo el Black Flag aunque, claro, la belleza gráfica y la jugabilidad aplacaban un poco este dolor.

Ahora lo bueno

Decía que se avanzó en lo argumental y es precisamente este apartado lo que ha mejorado notoriamente en el Assassin's Creed Rogue, y esto se lo debemos, en gran medida, al muy buen personaje, Shay Patrick Cormac y los giros que le imprime al guion. Cormac fue criado y entrenado por los Asesinos para ser Asesino ─la obviedad se perdona, ya verán por qué─, teniendo como compañeros y maestros a Liam O'Brien, Hope Jensen y Kesegowaase, todos bajo la tutela de un viejo conocido, Achilles Davenport ─quien años después se convertiría en el gran maestro de Connor, por si no lo recordaban─. Los hechos de Assassin's Creed Rogue se encuentran entre los ocurridos en AC IV - Black Flag y AC III, temporalmente a mediados del siglo XVIII, razón por la que podemos ver a personajes ya tocados antes en estos dos videojuegos, entre ellos Haytham Kenway, el propio Achilles y un "mayorcito" Adéwalé, exesclavo que cooperó con Edward Kenway y que luego fue protagonista de su propia entrega ─en DLC─, Assassin's Creed - Freedom Cry. 

Shay y Achilles, cuando todo era felicidad.
 ¿Por qué es tan importante Shay Cormac?

Porque es el primer Asesino conocido que logró unirse voluntariamente a la causa Templaria ─Duncan Walpole lo había intentado antes, pero Edward Kenway, sin saber en qué se estaba metiendo, claro, le malogró la película en el inicio de AC IV─. Hablemos un poco de él y de la historia de AC Rogue:

Luego de una desastrosa misión en Lisboa ─una de las escenas más memorables del videojuego, dicho sea de paso─, Shay cuestiona los ideales de la Hermandad y al propio Achilles. De hecho, intenta robarle un libro encriptado con los secretos de los artefactos buscados tanto por los Asesinos como por los Templarios, lo cual lo enfrenta directamente con sus, hasta ese momento, hermanos. El resultado de esto es que Shay logra hacerse con el libro, pero terminó inconsciente y con una herida de bala en medio del océano. Es rescatado por los Finnegan, un matrimonio neoyorquino que años antes había perdido un hijo que servía, sí, vaya coincidencia, a la causa Templaria, adoptándolo y curándole las heridas. 

En aquel tiempo, New York estaba infestada de pandillas, una de estas bandas atormentaba a los Finnegan y Shay, en compensación por la ayuda que recibió, intenta ayudarlos y lo logra, deshaciéndose de los maleantes y conquistando por sí mismo su propia base. Tal hecho fue advertido por el coronel británico George Monro, Templario que intentaba mantener en orden esa parte de la ciudad y que vio en Shay a un posible aliado con mucho potencial. Monro, aparentemente un hombre bastante honorable, le da a Shay algunos alcances de la ideología Templaria; entonces el exasesino empieza a darse cuenta de lo mucho que se asemejan sus ideales con los de aquellos que antes fueron sus peores enemigos. 

Shay versus la legenda, Adéwalé, en uno de los enfrentamientos más esperados del juego.
Shay empieza a trabajar para Monro y esto sirvió, a su vez, como período de prueba, siendo evaluado por los líderes Templarios con la idea de al fin reclutarlo oficialmente. Tras diversas misiones en las que demostró su valía y lealtad a su nueva causa ─específicamente, matar a Kesegowaase─, y luego de que en función de sus deberes el propio Monro pierda la vida heredándole su Anillo Templario, hace aparición Haytham Kenway como Gran Maestre Templario para darle la bienvenida oficial a Shay Cormac. A partir de este momento, ambos Templarios trabajarán juntos para obstruir los objetivos de los Asesinos.

Jugabilidad, dificultad y frame, casi lo mismo; sonido, sobresaliente

Como mencionaba antes, la jugabilidad del AC Rogue sigue el molde técnico de su antecesor. Las pocas innovaciones surgieron en el sector armamento, recompensas ─atuendos muy atractivos y demás─ y en el mapa ahora nos encontramos con interceptaciones de misión Asesina, diamantes de prosperidad, y unos cuantos vándalos que intentarán sorprendernos y matarnos desde sus escondites. Fuera de eso, todo igual.

El frame panorámico estupendo, en eso se mantuvo el nivel de AC III y IV. Mención muy respetuosa para el apartado del sonido, es la entrega que mejor ha desarrollado este aspecto, las tablas de madera parecen crujir en tu tímpano, ¡espectacular!, y la banda sonora bastante correcta, por decir lo menos.

Explotar la visión Templaria: el gran acierto 

Creo que Assassin's Creed Rogue, convenciendo o no como videojuego, es por sí mismo un hito de la saga cuyo gran acierto es presentarnos a profundidad la óptica Templaria, algo que, valgan verdades, ya se había intentado tibiamente en AC III con Haytham ─y que, de hecho, me pareció de las mejores partes del juego─. Hasta ahora los Templarios habían sido los villanos de la trama, mientras que la filosofía Asesina había sido resaltada como aquella que buscaba la paz a través de la libertad. En realidad, esta sigue siendo su filosofía, pero, ¿se está aplicando correctamente?; ver el mundo a través de un Templario abre una gama de posibilidades en cuanto al intercambio de roles en las diversas etapas de esta larga y apasionante historia que enfrenta a ambos credos. Pero si analizamos la situación a profundidad, nos daremos cuenta de que los Asesinos no han sido siempre las palomas blancas, ni los Templarios los odiosos del salón:

En Assassin's Creed I, Altaïr se la pasó matando Templarios uno a uno, y cada uno de ellos le brindaba al Asesino un discurso distinto y convincente sobre lo que acarreaban sus actos, en otras palabras, los asesinados iban convenciendo al Asesino de que lo que hacía no era lo correcto. Si bien la fe de Altaïr en la Hermandad era inquebrantable, el final nos sorprende con un Al Mualim rebelado pero que, ¡ojo!, nunca se pasó al lado de los Templarios. Por tanto, el primer gran villano de la saga no fue un Templario, fue un Asesino. La muerte de Al Mualim dividió bandos en la Hermandad Asesina y esto conllevó al éxodo de Altaïr, quien años más tarde volvería por todo lo alto para restablecer el Credo, pero esa es otra historia.

Al César: En el apartado gráfico y ambientación, la saga de Assassin's Creed sigue siendo la mejor de la industria.
En la saga de Ezio, los villanos son, en definitiva, los Templarios, es cierto, pero no necesariamente por temas de ideología, sino por cuestiones muy personales y específicas: los Borgia eran frívolos y crueles, y lo fueron en todo momento, además, usaban los recursos Templarios para un afán expansionista que poco tenía que ver con esa ideología. Si bien fueron grandes villanos, no resultaron grandes representantes Templarios, para resumir.

Y ahora, en la saga norteamericana se hace un poco más clara la idea: puede que los nuevos "malos" sean los Asesinos, puede, o al menos hasta que vuelvan a cambiar los roles. Explotar ambos lados de la historia hace que las posibilidades de desarrollo de Ubisoft se amplíen favorablemente; de ellos depende hacerle honor a su saga más exitosa con entregas cada vez mejor realizadas. Y para eso, AC Rogue es un muy buen punto de partida.

A la espera del complemento (perfecto)

AC III y IV tuvieron sendos complementos: Liberation y Freedom Cry, respectivamente. Por ello los seguidores de la saga están a la espera del DLC correspondiente a AC Rogue. Se habla de que su protagonista podría ser Haytham Kenway, otros hablan de Liam O'Brien y hasta de Hope Jensen ─o, quién sabe, todos ellos podrían compartir protagonismo─, lo cierto es que el asunto todavía es pura especulación.

En conclusión

Por todo esto, Assassin's Creed Rogue, entrega de Ubisoft que no llegó a redondearse como un gran juego comparable a las cuatro primeras entregas de la saga, se erige como una tibia y muy importante reivindicación de la firma, una manera de decir "no nos den por muertos", y que la saga puede dar muchísimo más de lo que ha estado prometiendo últimamente. Y a mí, en lo personal, esto me alegra mucho.

Fotos: Internet

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